El Consejo de Estado francés, órgano consultivo supremo del Gobierno, confirmó ayer que la prohibición del cultivo de transgénicos impuesta en Francia en 2008 es ilegal. Esta declaración corrobora la emitida el pasado mes de septiembre por el Tribunal de Justicia Europeo (TJE) que catalogó esta restricción de ilícita.
Ambos estamentos coinciden en que el Gobierno francés no ha presentado ninguna evidencia científica que justifique riesgo alguno para la salud o el medio ambiente de estos cultivos. De acuerdo con la legislación europea vigente, la cláusula de salvaguarda sobre cultivos transgénicos (la cual permitiría prohibir el uso de estos cultivos) puede ser invocada sólo en el caso de que exista una situación real de riesgo para la salud humana o animal o para el medio ambiente.
El principal asesor legal del TJE, el Abogado General Paolo Mengozzi, ha afirmado que tan sólo la Unión Europea tiene competencias para prohibir el cultivo de transgénicos, por lo que el Gobierno francés no tenía ni tiene autoridad para prohibir su cultivo ni pedir dicha restricción en base a riesgos hipotéticos no evidenciados.
La prohibición y el freno a la innovación agrícola realizado en Francia estos últimos años tiene importantes costos derivados, en los que destacan la pérdida de producción a causa de las plagas, el bloqueo de inversión en investigación y desarrollo del sector agrícola, y la falta de competitividad europea.
Antes de la prohibición, Francia sembraba ya 21.000 hectáreas de maíz transgénico y era el segundo país europeo detrás de España con mayor superficie dedicada al cultivo de estas semillas. En 2010 la superficie mundial de cultivos transgénicos alcanzó las 148 millones de hectáreas, el equivalente al 10% de la superficie agrícola cultivable del mundo.
Carel du Marchie Sarvaas, representante de la Asociación Europea de Bioindustrias (EuropaBio), ha subrayado que ahora “son los líderes políticos franceses los que deben decidir si quieren recuperar su posición como líderes en innovación agrícola o si quieren seguir apoyando una agenda estratégica anti-ciencia que debilita la competitividad de Europa”. Además, du Marchie Sarvaas concluyó “estas sentencias del máximo Tribunal europeo y de la corte más alta de Francia envían un mensaje fuerte y claro: las prohibiciones a los cultivos transgénicos no pueden estar basados en dogmas políticos”.
Fuente: Fundación Antam