En el marco del Simposio Internacional “Biotecnología contra el Hambre” organizado por la Fundación Ramón ARECES en Madrid, España, el científico Roger Beachy (presidente fundador de la Danforth Plant Science Center y experto en virología vegetal y biotecnología de plantas) criticó que la Unión Europea escuche a los científicos y después no los tome en cuenta a la hora de tomar decisiones. Denunciaba así que Europa cuente con uno de los procesos de autorización de transgénicos más lentos del mundo en el que expedientes llevan paralizados más de 120 meses a pesar de que su seguridad ya ha sido demostrada por la Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA).
“Los políticos europeos no están teniendo en cuenta a los científicos pero sí a grupos minoritarios que dirigen sus decisiones y privan de libertades a los consumidores. Los políticos europeos escuchan a los científicos pero no les tienen en cuenta a la hora de tomar decisiones”, reconocía el investigador estadounidense creador del primer cultivo modificado genéticamente destinado para el consumo.
En esta línea, quiso recordar que en hasta la fecha “no ha habido ningún riesgo” ni para la salud humana ni para la salud animal derivada de los transgénicos, por lo que es normal la “frustración europea de que, pese a que las investigaciones avancen, los políticos no tengan en cuenta a la ciencia y esta tecnología no pueda llegar a la sociedad. En la Unión Europea la política es más importante que la ciencia.”
Quiso llamar la atención también sobre la necesidad de, a la hora de analizar la biotecnología agrícola, dejar de lado las cuestiones propias de la agricultura así como las propias de las compañías vendedoras de semillas, ya que los transgénicos han de ser valorados desde un punto de vista científico.
“Hay mucha tecnología que está siendo ya desarrollada por el sector público y por pequeñas empresas”, reconoció Beachy. Cuando las multinacionales dominan el mercado es sólo resultado de los elevados costos de aprobación de variedades al que no pueden hacer frente pequeñas empresas, favoreciendo así el impulso de las multinacionales, aclaró.
Fuente: Fundación Antama