Recientemente, ha habido algunas informaciones erróneas que circulan sobre los alimentos que contienen ingredientes derivados de cultivos transgénicos y de cómo se regulan éstos en distintas partes del mundo. A continuación, se exponen algunos hechos científicos sobre la seguridad de los alimentos derivados de cultivos transgénicos:
1. Los alimentos transgénicos son seguros para comer
Los cultivos transgénicos autorizados se han cultivado por más de 15 años, y los alimentos derivados de éstos han sido consumidos por miles de millones de personas sin ningún tipo de problemas de salud.
2. Las principales autoridades científicas han declarado que los cultivos transgénicos son seguros
Las máximas autoridades científicas del mundo, como la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas (FAO por sus siglas en inglés), la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, la Asociación Médica Americana, la Asociación Americana de Dietética, junto con más de 40 declaraciones científicas oficiales de academias científicas de todo el mundo, han concluido que los alimentos que contienen ingredientes derivados de cultivos transgénicos no representan más riesgo para las personas que cualquier otro alimento.
3. Las autoridades responsables de regular los productos transgénicos han declarado que estos son seguros.
En el caso de EEUU, la FDA (Food and Drug Administration), el USDA (Departamento de Agricultura) y la EPA (Agencia de Protección Ambiental) no aprueban productos transgénicos hasta que se demuestre que son seguros para el consumo humano y seguros para el medio ambiente (hoy hay 90 productos con aprobaciones). En el caso de la Unión Europea, la Comisión Europea ha declarado que los cultivos transgénicos no representan más riesgo para las personas que cualquier otro alimento, y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha aprobado 39 productos transgénicos para consumo humano.
4. Los alimentos derivados de cultivos transgénicos, que no poseen ADN y/o proteínas, son indistinguibles de los alimentos producidos por métodos tradicionales
La mayor parte de los subproductos de un cultivo transgénico (azúcar de remolacha, aceites de canola y soya, lecitina de soya, jarabe de maíz, etc.) no contienen genes ni proteínas que permitan determinar su origen. Es decir, no existen diferencias moleculares ni métodos analíticos que permitan diferenciar entre un subproducto proveniente de un cultivo transgénico y otro derivado de un cultivo no transgénico. Por esta razón países como Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea han optado por no etiquetar éstos ya que podría sugerir erróneamente a los consumidores que hay diferencias donde no las hay.