Un equipo de la Universidad Estatal de Carolina del Norte está empleando la biotecnología para prolongar la «vida de florero» de las rosas, transfiriéndoles genes de apio para que resistan a la enfermedad conocida como tizón de los pétalos.
Algunos hongos patógenos producen un compuesto llamado manitol, que interfiere con la capacidad de las plantas para bloquear las enfermedades como el tizón de los pétalos, que ablanda y marchita los pétalos. Con el fin de hacer que las rosas vivan más tiempo después de cortadas, los científicos probaron transferir a los rosales el gen de apio de la enzima manitol deshidrogenasa, que descompone al manitol, permitiendo que la planta se defienda de la enfermedad.
«Este gen se encuentra naturalmente en muchas plantas, pero no sabemos si el rosal lo tiene», explicaron los investigadores. «Si lo tiene, no produce suficiente enzima para ayudar al rosal a defenderse del tizón de los pétalos.»
Los rosales genéticamente modificados se están ensayando en las instalaciones de la universidad, y hasta ahora son similares en aspecto y aroma a las no modificadas. En breve se pondrán a prueba para ver si están en mejores condiciones para resistir el tizón de los pétalos.
Considerando que la mayoría de las rosas que llegan a Estados Unidos provienen desde Colombia y Ecuador, prolongar la vida de las flores después de cortadas es esencial para la industria florícola.
Fuente: Biology News Net