Un exhaustivo informe auspiciado por el Gobierno británico pide introducir cambios radicales en el sistema alimentario para prevenir una crisis global para 2050, cuando se prevé que la población mundial haya crecido hasta más de 9.000 millones de personas.
El estudio titulado “El futuro de los alimentos y la agricultura: retos y opciones para la sostenibilidad global”, ha sido realizado durante dos años por 400 expertos de 35 países, que concluyen que hay que tomar medidas urgentes para garantizar una seguridad alimentaria sostenible y a largo plazo.
El estudio concluyó que para prevenir una posible crisis global de recursos, con precios altos y hambrunas, deben considerarse todas las opciones, incluidas algunas controvertidas como los cultivos transgénicos, y mecanismos que permitan reducir el enorme desperdicio de comida que se produce tanto por parte de los consumidores como de los supermercados.
«¿Cómo podemos alimentar a 9.000 millones de personas de forma sostenible, equitativa y saludable?”, se preguntó el científico jefe asesor del Gobierno, John Beddington, al resumir el tema del estudio en su presentación en Londres.
El estudio estima que actualmente se pierde un 30 por ciento de la comida que se produce, en parte debido a malas infraestructuras -ahí se recomienda aumentar la inversión en ese apartado- o, en el caso de los países ricos, por el desecho de alimentos.
Los expertos calculan que, simplemente reduciendo a la mitad la cantidad de comida que se tira se reduciría en el equivalente a un 25 % de la producción global actual la cantidad de comida necesaria para 2050.
En cuanto a la producción de alimentos, en el sector agrícola, donde cada vez hay menos terrenos cultivables disponibles, los científicos hablan de una “intensificación sostenible” de los cultivos, en la que debe combinarse el uso de las últimas tecnologías con la protección del medio ambiente. Si no se integran estos dos factores, la lucha por producir alimentos puede, además de deteriorar el entorno, perjudicar el suministro de agua y energía, advierten.
Aunque no existe una “solución mágica” a los retos que se plantean para 2050 -con una
mayor población que además consume más proteína animal y la amenaza del cambio climático-, Beddington ve «importante” el uso de cultivos genéticamente modificados.
En la rueda de prensa en Londres, el profesor Jules Pretty, de la Universidad inglesa de Essex, subrayó que “debe haber un lugar tanto para los cultivos biológicos como los transgénicos, siempre que se haya demostrado que no perjudican el medio ambiente”.
Por ejemplo, señaló, si se encontrara la manera de que los cereales produjeran su propio fertilizante, como ya lo hacen de forma natural las legumbres, podría revolucionarse la agricultura mundial.
En el caso del arroz, que no puede ser fortificado tras la cosecha como otros cereales, sería útil desarrollar una variedad ya fortificada, prosiguió el experto, que señaló que las modificaciones genéticas “pueden tener beneficios tanto desde el punto nutricional como para atajar la escasez de alimentos”, al poderse desarrollar variedades resistentes, por ejemplo, a las sequías.
Lawrence Haddad, de la universidad de Sussex, recomendó por su parte dar más facilidades comerciales y tecnológicas a los países pobres para solucionar la escasez de alimentos, que hace que casi mil millones de personas pasen actualmente hambre en el mundo.
Fuente: La Segunda Internet (24-1-11)