En la actualidad, los cultivos transgénicos son producidos con fines comerciales sólo en tres países africanos. Sin embargo, la investigación y desarrollo de la biotecnología vegetal y los cultivos transgénicos están siendo utilizados cada vez más por varios países de ese continente. Los científicos africanos trabajan principalmente en cultivos que se adapten mejor a las condiciones ambientales o en cultivos que produzcan alimentos más nutritivos. Al mismo tiempo, muchos gobiernos africanos están trabajando en regular los cultivos genéticamente modificados basados en la evidencia científica.
Sudáfrica, Burkina Faso y Egipto son los tres países africanos productores de cultivos transgénicos. Sudáfrica autorizó los primeros cultivos transgénicos en 1998, mientras que Burkina Faso y Egipto lo hicieron diez años más tarde.
En 2009 había 2,2 millones de hectáreas con maíz, soya y algodón transgénicos en Sudáfrica. Para los tres tipos de cultivos se utilizan variedades tolerantes a herbicidas; para el maíz y el algodón también hay variedades resistentes a insectos. En el caso del algodón en Sudáfrica, casi toda la superficie (98%) fue cultivada con variedades genéticamente modificadas, mientras que la soya transgénica alcanzó un 85% de la superficie y el maíz transgénico un 78%. Para la próxima cosecha, el Departamento Sudafricano de Agricultura prevé una producción de más de 13 millones de toneladas de maíz, la que será la mayor cosecha desde 1982. Variedades transgénicas de maíz blanco y amarillo son cultivadas en Sudáfrica. El maíz blanco se utiliza tradicionalmente como alimento para humanos, mientras que el maíz amarillo se utiliza como alimento para animales.
En Burkina Faso el algodón transgénico se cultivó en 115.000 hectáreas en 2009. Así, en el segundo año de cultivo, las variedades transgénicas cubrieron casi el 30% del área nacional de algodón. En el mismo año los agricultores en Egipto crecieron maíz transgénico en 1.000 hectáreas.
Por su parte, son varios los países africanos que se encuentran evaluando distintas variedades de vegetales genéticamente modificados con el fin de mejorar la seguridad alimentaria en África (ver tabla). Ejemplo de ello son las pruebas con maíces transgénicos resistentes a la sequía y la yuca biofortificada.
Muchos de los proyectos de investigación con cultivos transgénicos son financiados por consorcios internacionales. Gobiernos y fundaciones de países industrializados financian los proyectos, las compañías productoras de semillas proporcionan la tecnología básica libre de regalías, y las organizaciones regionales son los responsables de la coordinación general. La investigación y desarrollo real se está haciendo en universidades e institutos de investigación, así como por los centros internacionales de investigación agrícola. Ejemplos de estas colaboraciones son los proyectos “Water Efficient Maize for Africa” (WEMA) y el “Africa Biofortified Sorghum” (ABS).