La Autoridad de Gestión del Riesgo Ambiental de Nueva Zelanda (ERMA) aprobó la solicitud de la compañía científica Scion para desarrollar pruebas de campo por 25 años con pinos transgénicos o genéticamente modificados en Rotorua.
El propósito es evaluar los genes que influyen en el crecimiento de plantas, el desarrollo reproductivo, tolerancia a los herbicidas, la utilización de la biomasa, la densidad de la madera y la estabilidad en 4.000 árboles en un terreno de 4 hectáreas. Cada árbol será crecido por un máximo de ocho años antes de ser destruido.
La presidenta del panel de ERMA, Val Orchard, señaló que la decisión de la aprobación se basó en poder optar por los beneficios de estos organismos mientras los posibles riesgos puedan ser controlados de forma segura.
Scion, antiguamente el Instituto de Investigación Forestal del Estado, lleva 14 años de pruebas de campo con árboles transgénicos de pino y en 2000, recibió la aprobación de ERMA para realizar por 22 años pruebas de campo con pino radiata transgénico para controlar el desarrollo reproductivo y por 11 años para evaluar la resistencia a herbicidas.
En la actualidad, la compañía pretende introducir nuevas características con «potencial comercial» para aumentar la producción de madera, productos a base de fibras, biocombustibles, otros extractos químicos de los árboles, y para aumentar la captura de carbono.
Las plantaciones forestales generan ganancias para ese país por más de US$3.200 millones al año, y Scion ha dicho que la demanda mundial de productos forestales se espera que aumente en los próximos 30 años.
Los impactos ambientales también se evaluarán mediante el control de los microorganismos e insectos que viven en asociación con los pinos.
Fuente: Rotorua Daily Post