La editorial del diario financiero ha publicado esta semana su opinión acerca de los cultivos transgénicos y sus beneficios para la agricultura chilena, recalcando la necesidad de legislar a favor de estos, con el fin de no quedar atrás en comparación a otros países y así aumentar la competitividad de productos locales.
La opinión del Diario Financiero es:
“La masificación en el uso y consumo de alimentos genéticamente mejorados, más conocidos como transgénicos, ha creado en Chile una situación irregular que las autoridades quieren resolver para incrementar la competitividad de la producción agrícola local.
En efecto, mientras una resolución interna reduce la aplicación de esta ciencia genética al ingreso de semillas transgénicas para su multiplicación con fines de exportación (prohibiendo, de paso, el consumo de éstas), el país importa centenares de alimentos elaborados a partir de insumos agrícolas modificados, sin que el consumidor sea debidamente informado al momento de concretar la compra.
Se genera, de esta forma, una situación singular que reduce significativamente la competitividad de actores relevantes de la industria agrícola, como los productores de cereales, teniendo en cuenta las mejoras en rendimientos y calidad que puede aportar la ciencia genética.
El Congreso tramita en la actualidad dos proyectos de ley que persiguen regular el etiquetado de los alimentos transgénicos, pero la intención del Ejecutivo va más allá, permitiendo el cultivo y comercialización de productos chilenos con esta característica.
En el pasado, grupos opositores a la modificación genética de alimentos han advertido sobre eventuales riesgos que su consumo implica para la salud humana, pero su masiva presencia actual en la dieta alimenticia, dan cuenta de su inocuidad. Al mismo tiempo, la ya amplia experiencia de la industria en el manejo de estas técnicas ha permitido la introducción de mejoras significativas, así como el cumplimiento de severas exigencias por parte de organismos como la FDA estadounidense. Incluso, los partidarios del uso de transgénicos destacan los beneficios adicionales en materias como sus contenidos nutricionales.
No tiene mucho sentido que subsista una situación que, por la vía de una resolución, crea una inexplicable diferencia entre producción local y alimentos importados. Tampoco es sensato que el país se imponga una normativa muy restrictiva en materia de cultivo y consumo de transgénicos, mientras países más desarrollados avanzan en su introducción, cuidando -por supuesto- la información al consumidor y su inocuidad sanitaria.
El sector agrícola chileno, y en particular el productor de cereales, debe competir con producciones altamente subsidiadas en sus países de origen, por lo que igualar la condición de los transgénicos permitiría, al menos en este concepto, ampliar sus márgenes de competitividad”.
Fuente: Diario Financiero (http://www.df.cl/dfs/editorial.html)