En base a un trabajo publicado por Fares y El-Sayed en 1998 donde se estudió a un grupo de ratones alimentados con papas “convencionales” (no GM) mas una preparación de proteínas Bt, los grupos anti-transgénicos han divulgado las siguientes afirmaciones: i) se estudió a un grupo de ratones alimentados con papas GM (Bt) y otro grupo con papas no GM mas una preparación de proteínas Bt; ii) ambas dietas provocaron un crecimiento anormal y excesivo de la parte inferior del intestino delgado de los ratones; iii) daños similares en el intestino delgado de humanos podrían dar lugar a incontinencia o síntomas parecidos a la gripe, y además podrían ser pre-cancerígenos, y iv) este estudio contradice la hipótesis de que la toxina Bt se destruye durante la digestión y que no es biológicamente activa en los mamíferos.
En este estudio, una preparación de proteínas Bt obtenida a partir de bacterias, aparentemente causó pequeños cambios en los intestinos de los ratones. Sin embargo, los expertos han atribuido esos cambios a impurezas en la preparación bacteriana, y a su vez han indicado que las papas GM no causan tales efectos. Los autores de la publicación solamente concluyeron que se debía realizar una apropiada evaluación de seguridad de los cultivos GM con el fin de evitar algún efecto adverso. Los cultivos transgénicos son sometidos a rigurosas y exigentes pruebas de seguridad para poder ser aprobados por las agencias reguladoras.
1. Los investigadores del estudio, Fares y El-Sayed, no estudiaron papas GM. Los grupos anti-transgénicos atribuyen erróneamente los resultados a papas GM cuando fueron obtenidos sólo con papas suplementadas con la proteína Bt obtenida de bacterias no GM. Por esta razón, las especulaciones sobre los posibles efectos a la salud son irrelevantes para el tema de la modificación genética de plantas. Las proteínas Bt tienen una larga historia de uso seguro, incluyendo el amplio uso por parte de agricultores orgánicos, y existe una extensa literatura sobre su seguridad.
2. Los efectos reportados se debieron probablemente a la presencia de contaminantes tóxicos. Fares y El-Sayed utilizaron una cepa bacteriana no caracterizada como fuente para la preparación de la proteína Bt. Ellos se refieren a la cepa como un serovar Bt kurastski llamado HD14, sin embargo, la cepa que lleva ese nombre es una Bt thuringiensis (Seigel, 2001). Un problema importante con el aislamiento de la proteína Bt a partir de bacterias, es que a menudo está es obtenida con otras proteínas, en algunos casos potentes toxinas, que no están relacionadas con la proteína Bt (Seigel, 2001).
3. Existen graves deficiencias metodológicas en el estudio de Fares y El-Sayed. Los autores no determinaron la pureza de su preparación de proteínas Bt (punto crítico debido al problema de las toxinas mencionado en el punto 2 arriba). Tampoco se midió la cantidad proteína Bt que fue administrada a los animales, por lo que es imposible que otros científicos puedan intentar replicar el trabajo. Al igual que muchas otras publicaciones difundida por los grupos anti-transgénicos, el trabajo de Fares y El-Sayed tiene 10 años y nunca se ha repetido o validado. En el mismo periodo de tiempo muchos otros estudios han demostrado la seguridad de la proteína Bt sin embargo los grupos anti-transgénicos nuevamente no dicen esta información.
Referencias:
Betz FS, Hammond BG, and Fuchs, RL. (2000). Safety and advantages of Bacillus thuringiensis-protected plants to control insect pests. Regulatory Toxicology and Pharmacology 32:156-177. Una revisión clave de la literatura científica que resume los usos de la proteína Bt para controlar insectos en la agricultura. Entrega información clave que sustenta la seguridad de la proteína Bt.
Fares NH, and El Sayed AK (1998). Fine structural changes in the ileum of mice fed on delta endotoxin-treated potatoes and transgenic potatoes. Natural Toxins 6: 219–233.
Siegel JP (2001). The mammalian safety of Bacillus thuringiensis- based insecticides. Journal of Invertebrate Pathology. 77:13-21