En enero del 2006 el diario británico The Independent informó sobre un estudio dirigido por la Dra. Irina Ermakova, investigadora del Instituto de Neurofisiología de la Academia de Ciencias de Rusia, el cual indicaba que más de la mitad de las crías de ratas de laboratorio cuyas madres fueron alimentadas con soya transgénica durante la gestación murieron en las tres primeras semanas de vida. Esto, según el informe, resultó ser seis veces más alto que otras ratas que recibieron alimentación normal. Además, las ratas que quedaban vivas presentaban problemas de crecimiento.
El experimento consistió en agregar soya RR a la alimentación de un grupo de ratas hembras, dos semanas antes, durante la gestación y durante la lactancia. Otro grupo de ratas recibió soya no transgénica y un tercer grupo no recibió soya durante el mismo periodo. Según los resultados de Ermakova, el 36% de las crías del grupo alimentado con transgénicos sufrían de peso severamente inferior a lo normal, comparado con el 6% en los otros grupos, y a su vez eran más agresivas. Pero lo más alarmante fue que el 55.6% de las crías del grupo alimentado con soya transgénica murieron en las primeras tres semanas, comparadas con el 9% de las crías del grupo alimentado con soya normal, y con el 6.8% en el que no recibió soya.
Las afirmaciones de Ermakova y de los grupos anti-transgénicos desafían la lógica, la credibilidad, y a la media docena de otros estudios controlados cuidadosamente en que no se producen tales resultados. Es un desafío a la lógica de que la soya que se utiliza en todo el mundo para alimentación animal podría producir resultados como los observados por Ermakova, sin que nadie haya notado ni reportado el problema. La composición y la fuente de la soya utilizada no es clara, no se midió el consumo de soya de los animales, y la mantención de los animales no fue la adecuada, por lo cual el trabajo es de una mala calidad. Este trabajo nunca ha sido publicado en una revista científica como si lo son los estudios que lo contradicen.
1. Varios estudios publicados no han encontrado efectos adversos en la supervivencia de las crías y el desarrollo. Los resultados de Ermakova ignoran y contradicen los estudios realizados con roedores y otras especies animales alimentados con soya GM publicados en revistas científicas peer reviewed (revisadas por pares). Estos estudios han confirmado que la soya GM es equivalente a la soya convencional y ni un solo estudio ha observado alguna diferencia de importancia biológica. Ermakova utilizó menos animales que estos otros estudios, y menos que los recomendados para este tipo de estudios (Marshall, 2007; Brake & Evanson, 2004; Teshima et al., 2000; Zhu et al., 2004; Hammond et al., 1996; Cromwell et al. 2002)
2. La soya es utilizada para alimentación animal y los agricultores no han reportado tasas de mortalidad fuera de lo común. El estudio de Ermakova desafía la credulidad. Más del 50% de la soya se utiliza para alimentación animal y más del 77% de la soya del mundo es transgénica. Después de más de una década de alimentar con soya GM a cerdos, ganado, aves de corral y peces, no se han reportado cambios en las tasas de reproducción, supervivencia y crecimiento.
3. Los materiales utilizados para el estudio no fueron claramente descritos y podrían no ser comparables. Ermakova afirma haber comprado su soya GM a un
vendedor que afirma que nunca ha vendido ese producto. Ella no menciona qué variedades de soya se utilizaron, y confunde el poroto de soya, la harina de soya, el alimento de soya y el aislado de soya lo que podría haber llevado a preparar alimentos no-equivalentes para los animales (Marshall, 2007).
4. No se determinó la composición y el contenido de isoflavonas de la soya utilizada. Aunque parezca increíble algunos animales pueden no haber comido soya. Ermakova no informó sobre la composición de la dieta y en particular no midió el contenido de isoflavonas, lo cual es esencial ya que estas pueden funcionar como hormonas y afectar la reproducción (Brown et al. 2001; Thigpen et al. 2004). Según el diseño experimental, a los animales se les ofreció fracciones de soya en recipientes separados de la comida básica y con múltiples animales en una jaula, así es imposible saber cuánta soya consumió cada animal y también es imposible saber si es que todos comieron soya.
5. Los resultados, en especial la mortalidad del grupo control, sugieren la pobre mantención de los animales. Las afirmaciones realizadas por Ermakova sobre la mortalidad de los animales son simplemente increíbles. La muerte de aproximadamente un 10% de las crías en los experimentos controles es 10 veces mayor que la mortalidad observada normalmente. Por ejemplo, en estudios mucho más grandes no se ha reportado ni una sola muerte en ningún grupo experimentalo (Brake & Evanson, 2004).
6. Se presentó evidencia fotográfica engañosa. Las fotos que se mostraron de un animal cuyo crecimiento fue severamente afectado en comparación con un animal control puede constituir fraude científico y esta posibilidad debe ser investigada. Los dos ratones comparados en la foto parecen ser claramente de distintas edades. Al comparar animales de diferentes edades se debe observar el desarrollo de las orejas y la nariz, y la relación entre el tamaño de la cabeza y el cuerpo. Por otro lado, se debería esperar que alguien hubiese notificado algún problema con el crecimiento de sus animales con la mayoría de los agricultores, granjeros e industrias de todo el mundo alimentando a sus animales con dietas que contienen grandes cantidades de soya. También se esperaría que tales efectos se hubiesen reportado en algún otro estudio realizado con soya GM y animales. En ninguno de los dos casos se han reportado efectos adversos de la soya GM como alimento (Marshall, 2007; Brake & Evanson, 2004; Teshima et al., 2000; Zhu et al., 2004; Hammond et al ., 1996; Cromwell et al. 2002).
7. El diseño experimental del estudio fue defectuoso. Ermakova no siguió los protocolos aceptados internacionalmente para realizar estudios de alimentación con animales y no se puede sacar ninguna conclusión científica a partir de sus estudios (Marshall, 2007). Más preocupante aún, es que ella es abiertamente opositora a los cultivos transgénicos como lo demuestran los documentos en su sitio web y su participación activa en un grupo anti-transgénico. Corresponde a cada individuo decidir si esto constituye un conflicto de intereses o no.
Referencias:
Marshall, A. 2007. GM soybeans and health safety—a controversy reexamined Nature Biotech. 25:981-987.
van Haver, E., G. Alink, S. Barlow, A. Cockburn, G. Flachowsky, I. Knudsen, H. Kuiper, D.P. Massin, G. Pascal, A. Peijnenburg, R. Phipps, A. Poting, M. Poulsen, W. Seinen, H. Spielmann, H. van Loveren, J.M. Wal, and A. Williams. 2008. Safety and nutritional assessment of GM plants and derived food and feed: The role of animal feeding trials. Food and Chemical Toxicology 46:S2-S70.
Brake, D. G. & Evenson, D. P. 2004. “A generational study of glyphosate-tolerant soybeans on mouse fetal, postnatal, pubertal and adult testicular development.” Food Chem. Tox, 42: 29-36.
Teshima, R., et al., 2000. Effect of GM and non-GM soybeans on the immune system of BN rats and B10A mice. J. Food Hyg. Soc. Japan. 41: 188-193.
Zhu, Y., Li, D., Wang, F., Yin, J. & Jin, H. 2004. Nutritional assessment and fate of DNA of soybean meal from Roundup Ready or conventional soybeans using rats. Arch. An. Nutr. 58: 295-310.
Hammond, B., et al. 1996. The Feeding Value of Soybeans Fed to Rats, Chickens, Catfish and Dairy Cattle is Not Altered by Genetic Incorporation of Glyphosate Tolerance. J.Nutr. 126: 717-727.
Cromwell, G.L., Lindemann, M.D., Randolph, H.H., Stanisiewski, E.P. & Hartnell. G.F. 2002. Soybean meal from Roundup Ready or conventional soybeans in diets for growing-finishing swine. J An. Sci. 80: 708-715.
Brown, N.M. & Setchell, K.D.R. 2001. Animal models impacted by phytoestrogens in commercial chow: implications for pathways influenced by hormones. Lab. Invest. 81:735–747.
Thigpen, JE, KDR Setchell, HE Saunders, JK Haseman. 2004. Selecting the Appropriate Rodent Diet for Endocrine Disruptor Research and Testing Studies. ILAR J. 45:401-416